Por: Sergio López Gómez
Si eres diseñador gráfico o trabajas en el mundo de las artes visuales, seguramente has escuchado la frase: “El diseño gráfico está muerto” o alguna variante de ella en los últimos tiempos. Con la irrupción de la inteligencia artificial generativa, muchos creen que la profesión ha llegado a su fin y que el puesto de diseñador dentro de una empresa desaparecerá. Pero, ¿realmente es así?
No es la primera vez que el mundo declara la muerte de una disciplina o tecnología. "La radio está muerta", dijeron cuando llegó la televisión. "La pintura está muerta", cuando se inventó la fotografía. "El cine está muerto", con la llegada del streaming. Y, sin embargo, la radio evolucionó, la pintura encontró nuevos lenguajes y el cine sigue llenando salas. El diseño gráfico, con sus diversas especializaciones, no es la excepción.
Lejos de morir, el diseño está más vivo que nunca. Según un informe de McKinsey, la inteligencia artificial podría automatizar hasta el 50% de las tareas creativas repetitivas, pero también podría aumentar la productividad de los creativos en un 30%. Esto significa que los diseñadores no desaparecerán, sino que su rol se transformará. Pasaremos de ser ejecutores a curadores estéticos, estrategas visuales y narradores que dotan de alma a lo creado por la máquina.
En mis 15 años de experiencia, he visto cómo la tecnología aplicada a las herramientas de diseño ha evolucionado, optimizando mi flujo de trabajo. Algo clave cuando hay que lidiar con clientes que quieren todo para ayer y padecen de lo he denominado como: “Síndrome de la empresa en quiebra” con lo cual buscan que les haga un “descuentico” sumado a la promesa de que, “si todo sale bien”, habrá “más trabajito”. Spoiler: la mayoría de las veces nunca pasa.
Como dato, a continuación, te menciono los principales cambios que Adobe Illustrator, la herramientas más común utilizada en mi trabajo, ha incorporado en los últimos 15 años:
Es importante comprender que las herramientas de IA no reemplazan la creatividad humana, sino que la potencian. Sí, plataformas como Midjourney, DALL·E y Stable Diffusion generan imágenes en segundos, pero necesitan dirección, un ojo entrenado y un criterio que solo los diseñadores experimentados pueden aportar. Así como el diseño asistido por computadora (CAD) no acabó con los arquitectos, la IA no está acabando con el diseño. Nos está obligando a evolucionar.
Hace poco, en una conferencia en la Universidad EAFIT, uno de los ponentes presentó un caso interesante de eToro, una plataforma de inversión y trading que lanzó un comercial completamente generado por IA. Sin embargo, la recepción del público no fue la esperada. Al carecer de personas reales con quienes los usuarios pudieran identificarse, el comercial se sintió impersonal y desconectado, provocando una ola de comentarios negativos en sus redes sociales. Muchos lo catalogaron como un intento vanguardista pero carente de alma, más barato, facilista y para nada innovador. Este caso refuerza la idea de que la IA por sí sola no garantiza el éxito si no hay un criterio humano que le otorgue profundidad y significado.
En contraste, Coca-Cola lanzó "Masterpiece", un comercial donde la IA potenció la obra sin sustituir la dirección creativa. El resultado fue una pieza visualmente impactante, con coherencia y conexión emocional. Si comparamos los comentarios de ambas campañas, las reacciones son opuestas, demostrando la importancia de contar con una historia bien construida y herramientas adecuadas en manos humanas.
Así que, colega diseñador, no temas al cambio, sigue aprendiendo y adáptate. No seas un "chofer de mouse" (como se les conoce en la industria a los diseñadores que solo se limitan a ejecutar, no ven más allá y no se cuestionan), conviértete en un creativo con ideas valiosas y sácale provecho a las herramientas emergentes, como por ejemplo, para esos días de bloqueo creativo, aquí tienes cinco tips para usar la IA como método para abrir tu mente:
En conclusión, no, el diseño gráfico no está muerto. Está evolucionando. Y quienes no se adapten, quedarán en vía de extinción por el miedo de quedar obsoletos.