Cuando hablamos de alimentos perecederos nos referimos a esos productos que, por su propia naturaleza y composición, tienen una vida útil bastante corta y pueden dañarse rápidamente si no se mantienen en condiciones adecuadas. Este grupo abarca desde frutas y verduras frescas, hasta carnes, pescados, lácteos, huevos y comidas ya preparadas listas para servir. La razón principal de su fragilidad es la cantidad de agua y nutrientes que contienen, lo que facilita el crecimiento de microorganismos y acelera su deterioro. Por eso, estos alimentos necesitan un manejo y conservación muy cuidadosos para evitar problemas de salud y, además, reducir el desperdicio.
En nuestro país, la gran variedad de climas y la diversidad de productos agrícolas hacen que el reto de conservar alimentos perecederos sea bastante grande, tanto en zonas urbanas como rurales. Un ejemplo claro: frutas como el mango, la guanábana o el lulo, y pescados o mariscos de las costas, requieren procesos de conservación estrictos desde que se recolectan hasta que llegan a la mesa.
Entidades como el Instituto Nacional de Vigilancia de Medicamentos y Alimentos (INVIMA) se encargan de establecer las reglas para la manipulación y venta de estos productos, buscando siempre proteger la salud de los consumidores en Colombia.
Son varios los factores que pueden hacer que los alimentos perecederos se dañen en poco tiempo:
Almacenar alimentos en recipientes inadecuados o romper la cadena de frío puede acelerar el deterioro y poner en riesgo la seguridad alimentaria.
Pensemos en lo que pasa con los lácteos en zonas calientes: si no se refrigeran bien, pueden dañarse en cuestión de horas. O en las frutas y verduras expuestas al sol en las plazas de mercado, que maduran y se descomponen más rápido, perdiendo valor nutricional y atractivo a la vista. También es clave tener en cuenta que la manipulación excesiva o poco higiénica, ya sea en el transporte o en los puntos de venta, puede aumentar el riesgo de contaminación y acelerar el deterioro.
Aquí la diferencia es sencilla, pero fundamental: los alimentos perecederos necesitan refrigeración y un trato especial porque se dañan fácilmente, mientras que los no perecederos pueden permanecer a temperatura ambiente durante mucho tiempo sin problemas de calidad o seguridad.
Alimentos no perecederos
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Característica |
Alimentos perecederos |
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Conservación |
Requieren refrigeración |
Temperatura ambiente |
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Vida útil |
Corta |
Prolongada |
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Ejemplos |
Pollo, leche, vegetales frescos |
Granos secos, arroz, pastas, conservas |
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Regulación sanitaria |
Estrictas en transporte y almacenamiento |
Menos estrictas |
En Colombia, existen regulaciones más estrictas para los alimentos perecederos, sobre todo en temas de transporte, almacenamiento y etiquetado, precisamente para prevenir riesgos sanitarios. Por ejemplo, la carne fresca debe mantenerse bajo temperaturas controladas y condiciones de higiene rigurosas. Los alimentos no perecederos, aunque requieren ciertos controles, no representan tanto peligro si se manipulan adecuadamente.
Conservar bien los alimentos perecederos no es solo cuestión de suerte, sino de aplicar buenas prácticas desde el principio:
Se recomienda consumir productos locales y de temporada, ya que suelen ser más frescos y pasan menos tiempo en transporte y almacenamiento. Además, es fundamental que los consumidores lean las etiquetas y sigan las instrucciones de conservación que dan los fabricantes.
Hoy en día, existen varias formas de conservar alimentos perecederos, ajustadas a las necesidades y recursos de cada región de Colombia:
La deshidratación de frutas y la salazón de carnes y pescados han sido soluciones tradicionales para conservar los alimentos cuando no hay nevera. Hoy, el envasado al vacío y la pasteurización están ganando terreno en el sector alimentario, especialmente para jugos, salsas y lácteos.
Consumir alimentos perecederos que no han sido bien conservados puede traer problemas serios de salud. Las enfermedades más frecuentes suelen ser infecciones gastrointestinales causadas por bacterias como Salmonella, Escherichia coli o Listeria, y los síntomas pueden ir desde dolor abdominal y vómitos hasta diarrea y fiebre. Además, los hongos que crecen en estos alimentos pueden generar micotoxinas peligrosas.
En Colombia, el riesgo es mayor en zonas donde no hay buena refrigeración o donde la manipulación de los productos no es la adecuada. Las autoridades sanitarias recomiendan reportar cualquier caso de intoxicación alimentaria para poder rastrear y controlar posibles brotes.
Cadena de frío y logística para productos perecederos
La cadena de frío es todo un sistema que asegura que los alimentos perecederos estén a la temperatura adecuada desde el momento en que se producen hasta que llegan al consumidor final. Cuando la cadena de frío se rompe, es común que los productos pierdan calidad, desarrollen olores o sabores extraños y, lo más grave, que aumente la presencia de microorganismos.
En regiones apartadas o de difícil acceso, como la Amazonía o la región Pacífica, la cadena de frío representa un desafío mayor. Sin embargo, se han venido desarrollando soluciones como cámaras frigoríficas móviles, sensores de temperatura en tiempo real y rutas logísticas más eficientes. Todo esto, en últimas, ayuda a que los alimentos frescos lleguen en condiciones óptimas a las familias de todo el país y a que se reduzcan las pérdidas económicas.
En los últimos años, la industria alimentaria ha venido adoptando tecnologías y métodos innovadores para mejorar la conservación de los alimentos perecederos. Entre las novedades más llamativas están:
Aquí es donde la formación profesional toma un papel fundamental. La Ingeniería Agroalimentaria, por ejemplo, impulsa estas tendencias y forma a los expertos que diseñan y ponen en práctica soluciones efectivas para la seguridad y la sostenibilidad alimentaria. Para quienes buscan profundizar en este campo, la carrera de Ingeniería Agroalimentaria es una opción que vale la pena considerar, especialmente porque responde a las necesidades actuales del país.
Por otro lado, la digitalización también está revolucionando el sector. El uso de códigos QR y plataformas de monitoreo logístico permite identificar rápidamente cualquier falla en la cadena de frío y tomar medidas de inmediato.